Y ya que comenzamos describiendo de deleznable forma la decadencia más absoluta referida a este, nuestro curioso trío de protagonistas, no podía faltar la típica digresión sin querer llegar a parte alguna, que comienza a las 5:56 de la madrugada (reloj consultado, si, ya publicaré esto cuando proceda, aunque sea un día después) y que continuará surgiendo del teclado hasta que el sueño haga caer al abajo firmante sobre el portátil que usa en estos momentos.
No es que las últimas cinco horas puedan ser consideradas de especialmente memorables, no por lo menos si excluímos un colacao con magdalenas de madrugada y un poco antes en el tiempo, Los Viajes Legendarios de Hércules (si, aquella mítica serie en la que Kevin Sorbo se paseaba con aquellos pantalones de cuero trenzado por escenarios y situaciones totalmente anacrónicos, picándose, si me permitís el vocablo, a la bella y amenazante Xena, sueño erótico de cualquier jovencito que halla crecido viendo la 2 por las tardes).
Lógicamente las aventuras del semidiós deben acompañarse convenientemente con chocolateados variados, que mezclamos después con una pequeña dosis de Metallica, Barón Rojo y cerveza de grifo (con inestimable escolta de parte del gran Miguel Piñeiro) rodeados de murales tolkenianos, salpimentado con una pizca de Star Wars y rock sesentero (en un planeta del borde exterior de la galaxia) y de postre, algo de zorza con mala compañía.
Discúlpenme, inexistentes lectores, si no comento aún nada sobre gatos, ataques zombies, espárragos trigueros o demás ingredientes lamentables del coctel que nos atañerá a partir de ahora, pero consideremos esto como una mera segunda introducción sin más motivo aparente que ocupar espacio.
"Vaz" y amor
No es que las últimas cinco horas puedan ser consideradas de especialmente memorables, no por lo menos si excluímos un colacao con magdalenas de madrugada y un poco antes en el tiempo, Los Viajes Legendarios de Hércules (si, aquella mítica serie en la que Kevin Sorbo se paseaba con aquellos pantalones de cuero trenzado por escenarios y situaciones totalmente anacrónicos, picándose, si me permitís el vocablo, a la bella y amenazante Xena, sueño erótico de cualquier jovencito que halla crecido viendo la 2 por las tardes).
Lógicamente las aventuras del semidiós deben acompañarse convenientemente con chocolateados variados, que mezclamos después con una pequeña dosis de Metallica, Barón Rojo y cerveza de grifo (con inestimable escolta de parte del gran Miguel Piñeiro) rodeados de murales tolkenianos, salpimentado con una pizca de Star Wars y rock sesentero (en un planeta del borde exterior de la galaxia) y de postre, algo de zorza con mala compañía.
Discúlpenme, inexistentes lectores, si no comento aún nada sobre gatos, ataques zombies, espárragos trigueros o demás ingredientes lamentables del coctel que nos atañerá a partir de ahora, pero consideremos esto como una mera segunda introducción sin más motivo aparente que ocupar espacio.
"Vaz" y amor
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