Alguien tenía que hacerlo: ALL THE WEEK, día 1. Visión moderna.

Miércoles 18:32. Murgo de las nociones.

Rodeada de mis cosas de moderna (ya sabéis, pósters de la Nouvelle Vague, bolsas del Fnac, gafas de pasta...) y apuntes varios recuerdo, gracias a un posit morado, color moderno por excelencia, que estaba puesto con algo más que arte en la pared, que debo subir a Compostela. Tras contactar con mi fiel y moderno escudero, Antonio el Carcamal de Torrelodones, emprendo mi camino hacia un antro modernil. Tras unas pepsis y una acalorada discusión sobre las letras de los últimos discos de la Cosa Brava y Los Retrovisores, nos dirigimos al foco infeccioso que es el cuarto de Snowy con la falsa promesa de comer tarta, es allí, donde me encuentro con que el tío del pijama y Snowy, piensan realizar la atrocidad por mi propuesta en lo que llamare “estado tuento”y me proponen participar de ella.

En un primero momento la cordura me hace decir que no, pues tenía que presentar un terrible trabajo sobre un cacique esquerdalho: Beiras, pero lamentablemente como no se decir que no, me dejo liar para uno de los actos más absurdos que jamas se han planteado en la historia.

[Debo hacer un breve inciso, querido lector, para contar que me fui a mi cuarto de 22:00 a 1:30 para finalizar la ardua tarea de economía, después de eso, lo demás ya lo sabréis..]

Jueves, 2:00 Xoan XXIII.

Una torpe joven se reune con un inesperado grupo que la absorbe en una espiral de decadencia y (porque no) fornituras góticas solo imaginables en sueños de Tim Burton. Creo recordar, querido lector, más no soy capaz al 100%, que esa noche visitamos teterías como el TNT y el Tatooin, disfrutando de cerveza y hermosos murales. Es a la salida del Tatooin, cuando vuestra narradora, nuevamente en condiciones sumamente etílicas, se le ocurre caerse (extraño en ella) iniciando la gran cantidad de golpes que se daría a lo largo de este extraño viaje.

Quiera Dios saber, lo único que recuerda La Moderna de este momento es ir agarrada de una tal”M.J.” escapando de un hombre con patillas, este, decía a  “M.J.” y a a La Moderna que sus ojos eran azules, pero ellas, hábiles mozas, se dan cuenta de la vil estratagema metefichas del hombre de las patillas y escapan. Es aquí, donde la que os relata esta historia inca rodilla en suelo. Gracias al alcohol que fluía en vena, la herida se desinfecta por arte de magia, aunque debo decir que un desconocido que limpió la herida y un trozo de tarta ayudaron. [H, la tarta estaba quemada, me da igual lo que digas]

Puede parecer que después de esto lo normal fuese irse a casa pero no, este dispar grupo se dirige primero a la zona vieja de Santiago (aun no sé realmente si esto ocurrió de verdad o si me estoy equivocando de día. Aun así, querido lector sepa usted que esto no es demasiado memorable aquella noche..en otro caso lo recordaría ¿no?). Después de esto que pudo haber sucedido o no, nos dirigimos a la feroz boca del Maycar, a nuestra entrada sonaba “Salir” quizás siendo una premonición más de la semana que nos esperaba.

Es a las 5:13 cuando la Moderna recuerda que debe repasar historia para el examen que tendría en cosa de horas y formula una de las preguntas más extrañas que ha hecho a estas horas “¿Hache, vamos a estudiar?” Y así, queridos drudos, comienza a forjarse una nueva amistad, en una habitación del Mungo (de la cual no revelaré el número por miedo a que vosotros, queridos fans, os presenteis un día) con un joven acabando un trabajo para géneros y una moderna “estudiando historia”.

A las 9:00 ambos estaban en sus respectivas clases, con sueño, café en vena y una temible semana esperando comerselos con patatas.

Miércoles, 01:51 Moledo

Una moderna con insomnio.