Mis queridos súbditos y yo nos encontrábamos disfrutando de una comida solo apreciable en condiciones etílicas similares a las de aquella noche y como bien ha dicho Nowy, cerveza , confetti y más cerveza nos habían vuelto sociables al tío del pijama de pingüinos y a mi, con lo que disfrutábamos de la compañía de nuestro amistoso vinculo de unión.
Cuando nos encontrábamos absortos en masticar el bocadillo una figura que no estaba en el guión irrumpió de entre las sombras, no era ni alto ni bajo, ni gordo ni flaco, pero aun así, capto nuestra atención.
Este ser, que se hallaba en otro nivel de lo que coloquialmente se denomina "borrachera" se acerco a los protagonistas de esta historia con su mejor sonrisa y un collar de macarrones, el cual, como se nos revelaría momentos posteriores le había hecho una de las ménades que lo acompañaba, pues la semana pasada había estado enfermo. Continuando la crónica, el ente sonriente se acercaba a nosotros, preguntando (no sabemos a día de hoy si a nosotros o a los dioses ) que hacían aquella hermosa noche, tres jóvenes tan reflexivamente sentados. Sin dar tiempo a contestar, empezó con uno de los discursos más acalorados y enfáticos que esta, vuestra humilde narradora ha visto. El ser, no intento vendernos nada y mucho menos afiliarnos a algun tipo de partido politico/secta/grupo inditex, en su extasis nos habló de una de sus pasiones: COMER SETAS
Dado mi grado de ebriedad aquella noche, recuerdo poco de lo dicho, pero recuerdo las ganas irrefrenables de setas que se gestaban en mi interior, ganas que solo podrían crecer en las próximas semanas con el transcurso del all the week y otras fiestas de guardar.
Pese a que se que no debo adelantar información de una de las próximas entregas de "El hombre de las setas con el collar de macarrones" debo de decir -pues si no lo hago reviento- que este, se enamoro una vez de la hoja de un árbol.
Y hasta aquí puedo leer, sed buenos y que frank-n-furker os traiga muchas cosas
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