All The Week. Día III

No es sencillo abordar el tercer día del All-the-week, sobre todo debido a las terribles consecuencias del alcohol acumulado y las neuronas perdidas, con lo cual la capacidad memorible de uno está hecha un cisco.

Tras superar, a duras penas, pero superar, la noche del viernes, nos encontramos con el esperanzador panorama que nos brindó la simpática hermana de Nowy al día siguiente, que nos preparó la comida. Obviamente, y como no podía ser de otra manera, el alimento a ingerir fueron macarrones, faltaría más.

Pero es la noche el momento de la jornada el que suceden la mayoría de los hechos que nos atañen en este blog (el nombre del mismo no es irónico, vereis). Puede que comenzar la misma en la habitación de la Moderna con tres litros de cerveza (a uno por barba) no parezca en demasía emocionante, pero si a eso le añades que los tres estamos con un inusual nivel energético (comparado con el de los días siguientes), que M.J. nos hace agradable compañía, y que suena música de los desaparecidos Presa Fácil y de los ya míticos (algo de autoestima no está mal) Inscription (que guitarrista tan bueno que tenían, por dios) la cosa mejora.

Un montón de hojas apiladas por algún maestro jardinero es un objeto digno de mención, sobre todo cuando los tres susodichos protagonistas del presente blog, se abalanzan sobre el mismo, disfrutando como niños (y no, no estábamos del todo ebriezados).

Un ron con chocolate (o viceversa) nos esperaba calentito en el escondido Paraíso Perdido, con sosiego y alcoholizante tranquilidad producida por el cacao mezclado con Johnny Walker de forma magistral. Tras una fugaz visita a nuestro querido, amado y frecuentado Forum (donde un servidor tuvo que esquivar lo suyo y nuestra camarada hespanholista snowy consiguió la atención indeseada de un sujeto), dirigimos nuestros inseguros pasos al ya clásico Tarasca, cuna de reintegracionistas, comunistas y nacionalistas variados. Un servidor, ya sabéis lo vergonzoso que es uno, no se atrevió a pedirle prestada su guitarra a unos (abortos de) músicos que exhibían su talento a las puertas del mentado local. Tras acompañar a M.J. hasta el temido Maycar, los tres aventureros descubrieron que apenas les quedaban fuerzas para proseguir la marcha, y, siendo ya altas horas de madrugada, se encaminaron al Murgo a recargar sus gastadas baterías. Poco recuerda el abajo firmante del resto, solo que cayó rendido por el sueño y despertó sin manta (que se la había agenciado Nowy) y con la moderna dormitando en el suelo (sin explicación recordable de su caída en algún momento del sueño).